La semana pasada pude disfrutar de unos días de descanso (descanso, lo que se dice descanso... en estos viajes no se descansa mucho, pero se viven a tope). El destino elegido fue la vecina Lisboa, una ciudad que tiene mucho que enseñar.
Y como la jornada del turista es dura, mi maleta se lleno de ropa cómoda y calzado que me permitiese llegar lejos.